Está universalmente admitido que el mundo occidental es deudor de la Gracia Antigua. El sistema político, el pensamiento filosófico, el orden arquitectónico, el arte en todas sus facetas beben de las fuentes de la cultura clásica. Los países occidentales tenemos una herencia rica y extensa que estamos obligados a transmitir.
¿A qué político se le puede pasar por la cabeza la abolición del sistema democrático? Las dictaduras no son meras cuestiones estéticas, que no están de moda, sino son sentimientos aberrantes y perversos que están rechazados explícitamente por el universo civilizado. ¿Qué gestor cultural es capaz de negar el valor ético, estético, social y cultural del teatro? Solo en un contexto totalitario se puede eliminar el teatro como manifestación cultural de primer orden en un país, en una región o en una ciudad.
Quienes gobiernan deben mantener y fomentar una herencia recibida como es la realidad teatral. Los 36 años de historia del Festival Internacional de Teatro de Expresión Ibérica (FITEI) forman parte no solo de la identidad de la ciudad de Porto, sino la propia identidad de Portugal.
Como periodista he sido testigo de la integración entre el público, los espectáculos presentados, y el conjunto arquitectónico y urbanístico de esa maravillosa ciudad de Porto. En ningún otro festival internacional de teatro existe una simbiosis tan profunda y al tiempo tan natural.
Sin pretender ser exhaustivo, quiero añadir una peculiaridad más del FITEI. Este festival sirve de crisol del teatro que se hace en América Latina con el teatro africano de países lusófonos y, por supuesto, con el teatro español y portugués.
Dicho esto, considero que ningún gestor político ni cultural que se precie puede arrojarse el derecho de cercenar una herencia como la que aporta el FITEI.
Por responsabilidad, la Dirección General de las Artes de Portugal debería recapacitar para no quitar los apoyos económicos al FITEI. Es una cuestión de justicia heredada lo que mueve esta responsabilidad.
Manuel Sesma Sanz
Periodista.
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